Funciones del lenguaje
Por
funciones del lenguaje se entienden los distintos cometidos con que el lenguaje se usa por parte del ser humano. Estos propósitos han sido estudiados
fundamentalmente por la Lingüística y la Comunicación, de forma que, por lo común, se ha dado una
función del lenguaje por cada factor de la comunicación
que interviene en el proceso, siendo lo más normal que una función domine o
prevalezca y las demás le estén subordinadas.
Función referencial, representativa o
informativa
Es
la función del lenguaje relacionada con los factores de la comunicación referente y contexto, es decir, cualquier cosa exterior al propio acto
comunicativo. Es la función más evidente y primordial a primera vista, pues se
encuentra en todo acto comunicativo. Se da cuando el mensaje que se transmite
puede ser verificable y reconocemos la relación que se establece entre el
mensaje y los referentes externos del mismo. Los recursos lingüísticos
principales de esta función son los deícticos. Utiliza un lenguaje de significado denotativo (el significado primario de las palabras). Prevalecen los sustantivos y verbos, la entonación enunciativa o aseverativa y el modo verbal indicativo, que es el modo de lo real; es la más
común en textos informativos, científicos y periodísticos (en el género
denominado noticia).
Se
ha denominado de diversas maneras; Bühler la llamaba "simbólica",
pero también representativa; otras denominaciones son denotativa, cognoscitiva
o referencial. Brinda conocimientos, conceptos e información objetiva.
Los
textos que la contienen se caracterizan por ser objetivos, monosémicos y unívocos. Esta función la
encontramos en los llamados textos científicos, cuyo propósito es ofrecer
conocimientos. Se caracterizan por aludir a lo extralingüístico, es decir, a
nuestro entorno o lo que nos rodea y se emplea cuando pretendemos transmitir
una información sin hacer valoraciones sobre ella ni pretender reacciones en
nuestro interlocutor. De esta función emana el archigénero literario narrativo
o épico.
Función emotiva o expresiva
Suele
identificarse con el factor de la comunicación emisor. Con frecuencia lleva su verbo en primera persona,
aunque no siempre (por ejemplo: "¡Qué bonito es el Mediterráneo!") y
su significado suele revelar o desahogar un sentimiento físico
("¡Ay!") o psíquico ("¡Maldita sea la economía de este
país!") del emisor del mensaje. Esta función le permite exteriorizar sus
sentimientos y estados de ánimo, así como sus deseos o el grado de interés o de
apasionamiento con que aborda cualquier comunicación y siempre se centra en el
emisor:
Niña, te quiero tanto,
niña, tanto te quiero,
que si me sacan los ojos
te miro por los agujeros.
niña, tanto te quiero,
que si me sacan los ojos
te miro por los agujeros.
Copla
tradicional
Es
bueno aclarar que la expresividad no se da aparte de lo representativo, sino
que es una función del lenguaje que permite una proyección del sujeto de la
enunciación pero con base en una representatividad. Así, en expresiones
corrientes como "esa mujer me fascina" o "¡qué mañana tan
hermosa!", predomina, sin duda, la función expresiva, pero con un soporte
de representación simbólica dado por la alusión a unos referentes.
Para
concluir, observemos que la función expresiva o emotiva se manifiesta gracias a
los significados afectivos o connotativos que se establecen sobre la base de los
significados denotativos: cuando hablamos, expresamos nuestro estado de ánimo,
nuestras actitudes o nuestra pertenencia a un grupo social, damos información
sobre nosotros mismos, exteriorizamos síntomas, aunque no tengamos siempre plena conciencia de ello.
El emisor se comunica para transmitir la información centrada objetivamente en
la realidad exterior referente a las ideas que tiene sobre ella. Permite
comunicar a otros estados de ánimo, las emociones. De ella emana el archigénero
literario lírico o poético.
Función apelativa o conativa
Se
llama conativa del latín "conatus" (inicio), porque el emisor espera
el inicio de una reacción por parte del receptor.
Se
centra en el receptor. Es la función de mandato y pregunta. El emisor intenta
influir en la conducta del receptor. Sus recursos lingüísticos son los
vocativos, modo imperativo, oraciones interrogativas, utilización deliberada de
elementos afectivos, adjetivos valorativos, términos connotativos y toda la
serie de recursos retóricos. Se da en lenguaje coloquial, es dominante en la
publicidad y propaganda política e ideológica en general. Mediante el uso de
esta función se pretende causar una reacción en el receptor. Es decir, con esta
función se pretende que haga algo o que deje de hacer. Ejemplos:
Ejemplo:
cuando decimos «¡Míralo!» o «Abre la puerta, por favor».
Ejemplo:
«¡Cierra la puerta!» - «Observen las imágenes y respondan». Puede ocurrir que
una frase aparentemente referencial esconda una función apelativa.
Ejemplo:
«La ventana está abierta» - Puede estar haciendo una mera descripción de un
hecho, pero también puede haber un contexto: «Cierra la ventana».
Dentro
del mensaje se invita al oyente a que haga algo. De ahí que también las
preguntas pueden considerarse dentro de esta función, ya que esperan respuesta:
"¿Hiciste lo que te encargaron?". De esta función emana el archigénero
literario teatral o dramático.
Función metalingüística
Se
centra en el propio código de la lengua. Se utiliza para hablar del propio lenguaje, aclara el mensaje. Se manifiesta
en declaraciones y definiciones y en la lengua oral se percibe señalándola con
comillas o cursivas: "Pedro tiene 5 letras". En la lengua oral, la
palabra destacada recibe una entonación especial o se destaca con el acento de
intensidad: "El es un artículo". De esta función emana el archigénero
literario didáctico.
Función poética o estética
Esta
función está orientada al mensaje. Aparece siempre que la expresión atrae la
atención sobre su forma, en cualquier manifestación en la que se utilice el
lenguaje con propósito estético. Sus recursos son variados, por ejemplo la
figura estilística y el juego de palabras. Esta función se encuentra
especialmente, aunque no exclusivamente, en los textos literarios. Ejemplo: En
el silencio solo se escuchaba / un susurro de abejas que sonaba.
Función fática o de contacto
Esta
función está orientada al canal de comunicación entre el emisor y el receptor.
Su propósito es iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar una conversación o
bien sencillamente comprobar si existe algún tipo de contacto. Su contenido
informativo es nulo o escaso y se utiliza como forma o manera de saludo.
La
finalidad de la función fática no es principalmente informar, sino facilitar el
contacto social para poder transmitir y optimizar posteriormente mensajes de
mayor contenido.
Constituyen esta función todas las unidades que utilizamos para iniciar, mantener o finalizar la conversación. Ejemplos: Por supuesto, claro, escucho, naturalmente, entiendo, cómo no, OK, perfecto, bien, ya, de acuerdo, etc.
Está
presente en los mensajes que sirven para garantizar que el canal funciona
correctamente y que el mensaje llega sin interrupción.
Video de Elmer Zuna explicando una de las funciones del Lenguaje
Video de Elmer Zuna explicando una de las funciones del Lenguaje